Algunos pacientes con presbicia o cataratas a los que ofrecemos la posibilidad de implantar lentes progresivas nos preguntan si es difícil adaptarse a las lentes progresivas, a veces porque nunca han usado gafas y otras porque en el pasado las han probado y les ha costado adaptarse.

Es cierto que a algunas personas les cuesta adaptarse a las gafas progresivas, y con las lentes intraoculares ocurre igual. Esto se debe a que nuestro cerebro necesita un breve periodo de adaptación. Este fase puede durar unos días o unas semanas hasta que aprendemos a ver con nuestra nueva corrección óptica.

Qué son lentes progresivas

En una lente progresiva la parte inferior le permite ver de cerca, mientras que la central y superior le permiten ver bien de lejos. La diferencia entre una zona y otra es progresiva, sin saltos, eso nos permite enfocar bien también en las distancias intermedias. Es una tecnología que no para de evolucionar, ahora contamos por ejemplo con lentes trifocales o progresivas, la solución perfecta para ver bien a todas las distancias.

Para una rápida adaptación a las gafas progresivas los ópticos recomiendan usarlas el mayor tiempo posible. En el caso de las lentes intraoculares al paciente no le queda otra, siempre verá a través de las lentes progresivas, por tanto es probable que se adapte más rápido que a unas gafas.

En esos primeros días podemos tener la visión algo borrosa o experimentar alguna distorsión en algún momento. Además nos tenemos que acostumbra a mover la cabeza para poder enfocar bien. Por ejemplo cuando queremos ver bien por dónde pisamos o para escalones debemos inclinar un poco la cabeza para ver bien a media distancia. Sino usaremos la parte inferior de la lente que está diseñada para enfocar de cerca y vemos borroso.

Todo esto no nos debe abrumar, en la inmensa mayoría de los casos la adaptación es rápida y efectiva. De hecho muchas personas desconocen la enorme capacidad de adaptación que tiene nuestro sentido de la vista. En el pasado se han realizado experimentos sorprendentes con cambios de la percepción radicales y en cuestión de días el cerebro es capaz de amoldarse a dichos cambios.

Capacidad de adaptación visual del ojo humano

Desde finales del siglo XIX hay experimentos documentados donde los investigadores distorsionan la visión de los sujetos mediante gafas especiales. La idea era evaluar la capacidad de adaptación visual a estos cambios. Lo asombroso es que unas horas más tarde muchos eran capaces de realizar las tareas asignadas sin dificultad a pesar de la distorsión.

Esto llevó al psicólogo George M. Stratton a poner en práctica un experimento aún más complicado, usar durante días unas gafas que le hicieran ver el mundo al revés, es decir, invertir lo que vemos de derecha a izquierda y de arriba a abajo. Las primeras sensaciones del mundo al revés son desconcertantes y marean. Sin embargo a los pocos días nuestro cerebro se adapta y nos permite percibir bien la realidad.

Desde entonces estos experimentos se han reproducido con éxito realizando algunas modificaciones de la mano de psicólogos como Ivo Kohler, James Taylor, Hubert Dolezal, o hace tan sólo un par de años Jan Degenaar, investigador en el Laboratorio de Psicología de la Percepción de la Universidad de Paris Descartes, que experimentó durante semanas con este tipo de gafas invertidas.

Sin duda se trata de experimentos extremos, pero son un claro ejemplo de la capacidad de adaptación visual del ojo humano y del cerebro. Por tanto adaptarse a unas lentes progresivas es posible. Aunque pueden surgir inconveniente los primeros días, merece la pena para poder disfrutar de una buena visión a todas las distancias.

Si no quiere depender de las lentillas o gafas progresivas, ahora puede contactar a su clínica Vistaláser Oftalmología más cercana para informarse sobre el implante de lentes progresivas, una solución segura y efectiva.